28 mayo 2010
XV Congreso WFOT (III): “Las terapias ocupacionales sin fronteras”

El interés por este tipo de prácticas ha ido creciendo de tal modo que la sesión especial en Santiago de Chile desbordó literalmente todas las previsiones (como también se desbordaron los talleres sobre el Documento de Posición en Derechos Humanos de la WFOT y más aún el que impartía Michael Iwama acerca del modelo Kawa) y se convirtió en un emocionante y movilizador encuentro. Cerca de 500 personas se congregaban en torno a Frank Kronenberg que fue desgranando (en inglés y en un perfecto castellano, sin necesidad de traducción simultanea) los caminos recorridos. Echamos de menos a Salva. Tenía que estar allí, aunque en realidad estuvo en las palabras y los recuerdos, puesto que muchas de las sinergias que confluían en esa sala habían sido impulsadas (de un modo u otro) por él. Sinergias, que son ejemplo vivo de la capacidad para enlazar realidades y pensamientos, desde los circuitos informales, descentralizados, virtuales y transcontinentales y con el mérito de una implicación que trasciende las fronteras de lo profesional y se convierte en modo de vida, ejemplarizante y empoderador de prácticas que florecen en Brasil, Colombia, Argentina, Venezuela, Chile, Australia, Sudáfrica, etc. y que, con una base teórica cada vez más sólida, reavivan la llama de la conciencia colectiva.

Sería un error que un movimiento con un origen tan próximo, con tanta fuerza y con tanta capacidad movilizadora entre los colectivos hispano hablantes, pasase por las puertas de nuestra Terapia Ocupacional peninsular sin que nos hiciéramos eco del merecido reconocimiento a la trayectoria recorrida, ni de la necesidad de formar, ahora más que nunca, parte activa del mismo. Sirvan estas líneas para invitar a todos y todas los/as terapeutas ocupacionales inspirados por el movimiento de Terapia Ocupacional Sin Fronteras a formar parte de las redes sociales y foros virtuales que están emergiendo tras la realización del Congreso de Santiago.
Texto: Pablo A. Cantero Garlito // Daniel Emeric Méaulle; Fotos: Thom Gourley